Los cambios propuestos por el Gobierno suponen una revolución en las tarifas eléctricas que a muchos les saldrá cara.La nueva factura de la luz será impredecible y los sustos pueden ser escandalosos. Estas son las claves del nuevo sistema.
Tras las últimas turbulencias, el Gobierno se aparta y ya no fijará los precios de la luz para los 17 millones de consumidores que aún tienen contrato con una comercializadora del último recurso (tarifas que hasta ahora eran reguladas por el Ministerio de Industria y Energía). Este cambio radical también afectará a quien está en el mercado libre (tarifas sin regular) pero con ofertas que iban revisando sus precios según las variaciones en la tarifa regulada.
Las 7 claves de la compleja reforma
1. Adiós a la tarifa regulada: en la práctica, la antigua tarifa regulada (TUR) desaparece. El precio de la luz lo decidirá el mercado y variará cada día y cada hora. Ya no habrá un Ministerio diciendo a cuánto está el kWh en la tarifa regulada. A los precios del mercado se añadirán los 2 elementos que va a seguir decidiendo el Gobierno: los peajes (o tarifas de acceso) y un margen para las eléctricas (con un tope máximo fijado por el Gobierno).
2. Un método «oficial»: no habrá ya una tarifa regulada sino un método «oficial» para calcular lo que se cobra al consumidor (precio del kWh según mercado+peajes+margen fijado por el Gobierno). Este método se aplicará a quien se quede en las antiguas compañías de tarifa regulada (se llamaban comercializadoras de último recurso y ahora serán «comercializadoras de referencia»).
3. Las tarifas serán «personales»: a cada consumidor se le aplicará un precio diferente. Todo dependerá de su consumo real cada día y a cada hora. Pero esto será así solo para quien tenga instalado un contador digital. Con el resto (los contadores analógicos no saben cuánto has consumido en una hora determinada) se aplicarán unos perfiles de consumo medios y preestablecidos.
4. El precio de la luz será impredecible y con sustos: será imposible conocer el precio de la luz con antelación. Aunque la teoría dice que este sistema podría permitir ahorros, en la práctica solo los expertos comprenderán realmente lo que están pagando. Será difícil comprobar si te han cobrado el precio correcto o no.
5. Opción de pago anual: existirá la posibilidad de pagar un precio fijo por el kWh durante todo el año. Será una modalidad mucho más transparente y estable, pero también más cara. El precio de estas tarifas anuales será elegido libremente por cada eléctrica (aunque solo las comercializadoras de referencia estarán obligadas a ofrecer esta opción). El pago anual podrá tener compromisos de permanencia (como ya ocurre ahora con las ofertas del mercado libre) y no habrá posibilidad de discriminación horaria.
6. Más compañías «oficiales»: cumpliendo ciertos requisitos (antigüedad, número clientes…) cualquier eléctrica podrá ser comercializadora de referencia (lo que antes eran comercializadoras de último recurso) y por lo tanto vender luz según el método «oficial» descrito en el punto 2.
7. Todo empieza en abril: el nuevo sistema debería entrar en vigor el 1 de abril de 2014, una fecha apresurada para la que probablemente ni eléctricas ni consumidores están preparados.
Quedamos a merced de las eléctricas
Con estos cambios el Gobierno dejará de sufrir (electoralmente): ya no van a tener que comunicar ninguna tarifa oficial (ni apechugar con las subidas, que se achacarán al mercado).
Es una manera evidente de lavarse las manos y dejar a los consumidores a merced de las empresas.
- Lo bueno: el nuevo sistema puede aportar algún beneficio a los escasos consumidores que tienen contador digital… aunque solo si se preocupan de conocer bien el cambiante precio diario de la luz.
- Lo malo: la nueva factura de la luz será menos transparente y previsiblemente, las eléctricas adoptarán agresivas estrategias comerciales que llevarán a muchos consumidores a pagar una tarifa mucho más elevada sin ni tan siquiera saberlo.
Vía: OCU