La Agencia Internacional de la Energía (AIE) anunció en el acto de clausura de la Conferencia Europea de Energía Solar Fotovoltaica celebrada en Amsterdam la semana pasada, que la energía solar será la principal fuente de energía eléctrica mundial en 2050. Según los datos de su más reciente informe de perspectivas de las tecnologías energéticas la capacidad fotovoltaica acumulada para esa fecha será de 4.600 GW y una producción anual de 6.500 Twh, que supondrán sólo en esta tecnología el 16% de la producción mundial de energía eléctrica. Si a ello se suma la producción de energía termosolar, la energía solar representaría el 27% y sería la principal fuente de electricidad en 2050.
El encargado de hacer este anuncio fue Paolo Frankl, responsable de Energías Renovables de la AIE, quien advirtió que la cifra del 16% es significativamente mayor que las estimaciones previas, porque las cosas han cambiado muy rápidamente y la energía solar fotovoltaica es ahora mucho más competitiva e imbatible en comparación con cualquier otra tecnología. El precio de los paneles solares fotovoltaicos han descendido entre un 65% y un 75% entre 2009 y 2013, y el precio de la energía lo ha hecho un 80% desde 2008, con una tendencia a la baja en los próximos años.
Los sistemas con energía solar fotovoltaica o termosolar no son rivales en el mercado de la energía, sino que se complementan. Su crecimiento en los próximos años va a ir de la mano de países como la India y Estados Unidos, y en conjunto las dos tecnologías harán un gran aporte de energía limpia a todo el mundo. El país que tiene y contará con el mayor número de instalaciones de energía solar fotovoltaica será China, que el año 2050 se prevé que sea el propietario del 37% de la capacidad instalada en el mundo.
Según alguna de las hipótesis que baraja la AIE, las tecnologías solares podrían llegar a producir el 50% de la energía mundial, pero para ello tendrían que converger muchos factores y superar algunos retos como realizar cuantiosas inversiones a precios más competitivos y de menor riesgo en los países en desarrollo, que se implementen redes inteligentes capaces de soportar una revolución renovable a gran escala y que las empresas puedan contar con el apoyo de los Gobiernos.
En definitiva, el mundo tendrá que mirar la energía solar no como un nicho de mercado, sino como la principal fuente de energía del mundo.
El escenario que plantea la agencia augura que la energía solar fotovoltaica proveerá el grueso de la progresión de la solar en la producción eléctrica hasta 2030, pero a partir de entonces las cosas cambiarán y serán las plantas solares térmicas las que tomarán el relevo en el tirón de esta generación renovable. A mediados de siglo, esas plantas supondrían una capacidad instalada de 1.000 gigavatios que evitarían emisiones de 2,1 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO2) anualmente.
Fuente: El Periódico de la Energía.