La energía eólica terrestre es la más barata cuando se tienen en cuenta los costos de los factores “externos” como la calidad del aire, la toxicidad humana y el cambio climático, según el informe sobre Subsidios y costes de la energía en la Unión Europea realizado por la consultora Ecofys y presentado por la Comisión Europea hace unos días.
El informe viene a decir que teniendo en cuenta todos los costes, el MWh de la energía eólica terrestre cuesta aproximadamente 105 euros, cantidad sensiblemente inferior a los 164 euros a los que sale el MWh producido con gas o los 233 euros a que se eleva el coste del megavatio generado con carbón. La energía nuclear, la energía eólica marina y la energía solar salen comparativamente como generadores de electricidad de bajo costo, al situar sus costes totales en una cifra en torno a los 125 euros por MWh.
“Este informe pone de relieve el verdadero costo de la dependencia europea de los combustibles fósiles”, ha dicho Justin Wilkes, director general adjunto de la Asociación Europea de Energía Eólica (EWEA). “Las energías renovables son denigradas regularmente por ser demasiado caras y penalizar al contribuyente, pero el informe presentado por la Comisión Europea pone en evidencia el costo alarmante del carbón y presenta a la energía eólica terrestre como la más barata y más ecológica”.
El documento, escrito para la Comisión Europea por la consultora Ecofys, sugiere que los planes de algunos países de restringir los parques de energía eólica suponen el bloqueo de la fuente de energía más barata cuando se toman en consideración los hechos ambientales y de salud. “Los planes de cambiar las políticas energéticas deberían considerarse en el contexto de este informe”, ha dicho Oliver Alegría portavoz de EWEA, en clara alusión a los planes británicos o a las medidas tomadas en España. “Los inversores necesitan visibilidad a largo plazo. Las políticas ‘Stop-Start , así como los cambios legislativos retroactivos solo consiguen ahuyentar a los inversores, lo que eleva la prima de riesgo y el costo de capital”.
Curiosamente la Comisión Europea se “olvidó” de hablar de los costes de salud y de contaminación externos en la presentación del informe, haciendo mayor hincapié en los dos epígrafes que adornan la cubierta del informe, que son los subsidios y los costes de generación de las distintas tecnologías. Estos mostraban que las energías renovables habían sido las más beneficiadas, al recibir 39.710 millones de euros en subvenciones, casi el doble que los 22.300 millones recibidos por las fuentes convencionales como el carbón, el gas y la nuclear.
Al margen del despiste de la CE, intencionado o no, la realidad al día de hoy pinta muy distinta, y mucho más favorable a las energías renovables. En primer término, porque las estimaciones de los costes externos de las tecnologías de producción de energía, los cuales no están reflejados en los precios de mercado, como los costes del impacto en el medioambiente, la salud o el cambio climático, se encuentran, para el mix energético de la UE en 2012 en una banda comprendida entre los 150.000 y 310.000 millones de euros. Si a ello se une lo que se han reducido los costes en los dos últimos años para las tecnologías de energía solar y energía eólica, la fotografía saldría muy diferente.
Según el estudio REthinking Energy de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) el precio de la energía solar fotovoltaica ha descendido entre un 65% y un 75% entre 2009 y 2013. Por su parte, la tecnología eólica también ha abaratado los suyos. El informe de costes de la energía que elabora todos los años el banco de inversión Lazard destaca que la energía eólica es la opción de generación más rentable para reducir las emisiones de CO2 y, según sus números, los costes normalizados para la energía eólica se han reducido un 58% desde 2009, y el 15% en el último año. Con estos datos, la transición energética es una realidad imparable.
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