Debido a la ausencia de ciertas estrategias de inversión, Europa ha visto una desaceleración evidente en la capacidad de la instalación fotovoltaica. Por ejemplo, en 2012 las instalaciones alcanzaron los 17,7 GW. En 2013, fueron 10,5 GW y a julio de 2014, las instalaciones de conexión a red no llegaron a cruzar los niveles de los años anteriores. Una situación que está alejando el mercado continental de las futuras decisiones de inversión. A pesar de esta difícil situación, la energía solar ha cubierto más del 7% de la demanda en tres países europeos: Grecia, Italia y Alemania.
El Reino Unido, por primera vez supera a los otros países europeos con sus instalaciones faraónicas que resultan en una nueva potencia de 2,4 GW en 2014, seguido por Alemania con 1,9 GW y la Francia con 0,9 GW.
España representa una instalación testimonial con sólo unos aislados proyectos.
En 2014, el Reino Unido ha avanzado a España en términos de capacidad fotovoltaica instalada.
Los 2,4 GW instalados por el Reino Unido en 2014, representan un crecimiento del 82,7%, casi el doble de la capacidad instalada hasta ahora en el país.
La causa fundamental de este desarrollo fue el sistema mixto de primas y de los certificados verdes que se han comprobado muy atractivos.
Alemania mantiene un ritmo estable de instalación basado en su estabilidad regulatoria, la confianza de los inversores y la positiva consideración de los propietarios de inmuebles por las instalaciones fotovoltaicas.
Sin embargo, hay connotaciones negativas a esto. El objetivo del gobierno alemán era el de alcanzar los 2,4 GW de potencia nueva instalada. Este objetivo no se ha podido llevar a cabo en la forma propuesta, ya que la potencia instalada ha ascendido solamente hasta los 1,9 GW en 2014.
Por el contrario, en Francia, los 0,9 GW han sido suficientes para mostrar un crecimiento del 16%. Buena parte del crecimiento, hasta el 50% de las instalaciones fotovoltaicas, se han centrado en la generación distribuida.
Las sucesivas guías y recomendaciones de la Comisión Europea son para el desarrollo de tecnologías renovables en general y, específicamente, la energía solar fotovoltaica ha adolecido de claridad y ambición. A consecuencia de esta falta de liderazgo, los gobiernos de distintos Estados Miembros escépticos (cómo el español) han erosionado las expectativas legítimas de los inversores. De esta manera no solo se ha dañado a las instalaciones existentes, sino que se han puesto en riesgo las inversiones futuras.
A pesar de todos estos obstáculos, el mercado fotovoltaico ha evolucionado de forma muy impresionante ya que se han superado con creces las previsiones estimadas en 2009, que proyectaban la construcción de 90 GW en todo el territorio europeo para 2020. 6 años antes de su fecha de vencimiento, ya se alcanza la cifra. Además, la energía eólica está por delante de las instalaciones fotovoltaicas en su implantación sobre el territorio europeo, siendo la tecnología más deseada en Europa a lo largo del año 2014.