El autoconsumo de electricidad con energía fotovoltaica ya es rentable en España sin ningún tipo de ayuda, es decir, a los consumidores ya nos resulta más barato producirnos nuestra propia electricidad con nuestros paneles solares que comprar la energía a la compañía eléctrica.
Este hecho abre las puertas a un camino que conduce directamente al futuro y que nos retrotrae a los deseos de los pioneros de las energías renovables no sólo de cambiar la forma de producir energía, sino también la forma de consumirla y la propiedad de las instalaciones productoras. El paso del autoconsumo a poder utilizar la fórmula del balance neto y de ahí a la generación distribuida y de ahí a las redes y ciudades inteligentes puede significar un cambio auténticamente revolucionario, según José Donoso Alonso, Director General de UNEF .
De acuerdo con la situación descrita, el sector fotovoltaico debería estar entrando en una nueva época, en la que su actividad sea mucho más sólida y estable que antes, porque ya no dependa de la voluntad de los reguladores para su existencia sino que su propio grado de competitividad justifica sus proyectos.
Aunque las externalidades positivas en la energía fotovoltaica justificasen los recursos destinados a su desarrollo por la vía de la generación de empleo, evitar importaciones energéticas y emisiones de CO2, activar la innovación, … llevará a una mejor una situación en que ya no son necesarias los regímenes especiales y se mantienen todos los beneficios indirectos, particularmente el de la generación de empleo.
La fotovoltaica es la tecnología de generación que más trabajo crea. Según los datos del Plan de Energías Renovables, casi 20.000 personas trabajaban directamente en el sector en España en 2010, último ejercicio con datos oficiales. En aquel momento todavía estaba vigente el sistema de primas y, aunque el sector ya había dejado atrás su momento álgido (empleaba alrededor de 60.000 personas en 2008), había un modesto mercado fotovoltaico en España.
Llegó el año 2012 y el Gobierno aprobó la moratoria al sistema de primas, iniciándose con ello un período de destrucción aguda del tejido empresarial y del empleo fotovoltaico. Según los cálculos de UNEF, a inicios de 2013 el sector debe rondar los 7.000 empleos directos.
Afortunadamente para el sector y para el empleo en él, el fin de las ayudas a las renovables coincide con el citado alcance de la rentabilidad directa de la fotovoltaica en régimen de autoconsumo. Ahora bien, para desarrollar una actividad económica rentable en un sector regulado hace falta que exista una regulación.
En España, el autoconsumo instantáneo está regulado de un modo disperso y con lagunas y, a pesar de ello, se están conectando a la red las primeras instalaciones. Ahora bien, el balance neto, un sistema de intercambio de energía que permite inyectar en la red los excedentes del autoconsumo instantáneo para recuperarlos más adelante (con fotovoltaica se recuperaría de noche lo que sobre del mediodía), todavía no está regulado, a pesar de que el primer anuncio público de la elaboración de la normativa se remonta al julio de 2010.
La fotovoltaica es la tecnología de generación que más trabajo crea
Con el autoconsumo instantáneo, las instalaciones se dimensionan para evitar que haya excedentes de producción. En cambio, con el balance neto las instalaciones se dimensionan de acuerdo con el grado de consumo total, independientemente del momento en que se produzca el consumo, lo que amplía el tamaño de las mismas y, lógicamente, el tamaño del mercado y de todos los beneficios a él asociados: empleo, ahorro de importaciones, reducción de las emisiones de CO2, etcétera.
Con una normativa de balance neto favorable, que no incluyese apoyos pero tampoco trabas innecesarias, en España se podría crear un nuevo mercado, mucho más potente que el que ya se está creando de autoconsumo instantáneo.
La Plataforma para el Impulso de la Generación Distribuida y el Autoconsumo Energético ha elaborado un estudio macroeconómico prospectivo sobre las posibilidades de desarrollo del autoconsumo con balance neto y los resultados son muy esperanzadores: atendiendo a un volumen de instalación de 400 MW al año, se podrían crear unos 5.700 puestos de trabajo directos en apenas cinco años.
Junto a esta creación de empleo neta en cinco años, el Estado obtendría unos retornos por la actividad económica generada (recaudación de impuestos y ahorro por desempleo) de 300 millones, evitándose además, el desembolso de más de 130 millones en importaciones energéticas. La fotovoltaica se desarrollará en España en los próximos años con instalaciones de autoconsumo ligadas a programas de ahorro y eficiencia energética.
Esperemos que la normativa de balance neto que finalmente apruebe el Gobierno (se anunció por primera vez en julio de 2010) sea lo suficientemente buena como para que se multipliquen las ventajas del autoconsumo y su aportación al conjunto de la sociedad española. Lo que nos estamos jugando en este momento no es el poder parar algo que será imparable como lo fue la transformación del mercado de las telecomunicaciones, sino sólo retrasarlo y que las empresas españolas puedan ser líderes del cambio o sujeto pasivo del mismo.
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