En una especie de revolución contra las empresas de servicios públicos tradicionales, miles de japoneses han comenzado a generar su propia energía con células de combustible de hidrógeno y paneles solares, convirtiendo al país en el principal laboratorio del mundo en este frente.
Dos años y medio después de que un tsunami provocara el accidente nuclear de Fukushima, se están incorporando tecnologías alternativas en la construcción de nuevas viviendas. La mayor constructora japonesa de viviendas señala que 80% de las unidades que produce tienen energía solar y la mitad poseen células de combustible, una tecnología emergente que no es muy conocida en otros países.
«Si va a usar electricidad, quizás sea mejor que usted mismo la genere», indicó, Kenichi Ishida, ejecutivo de Sekisui, al describir la perspectiva nacional. Toda una declaración de intenciones en favor del autoconsumo y la generación distribuida.
Los aumentos en las facturas y el caos durante el proceso para limpiar Fukushima han generado interés en las nuevas fuentes de energía. Las encuestas muestran que la mayoría de los japoneses quieren eliminar gradualmente los reactores nucleares. Al mismo tiempo, la recuperación económica bajo el primer ministro Shinzo Abe socava los argumentos de que la energía nuclear es crucial para la economía.
Los paneles solares se han vuelto comunes en las casas nuevas en Japón.
«Ya que Japón es un país con muchos terremotos, no podemos depender de la energía nuclear», dijo Tomoko Hagihara, un trabajador administrativo de Osaka, que planea construir una vivienda con energía solar y una célula de combustible.
Hasta fines de marzo, unos 40.000 propietarios de viviendas en Japón habían instalado células de combustible, según la Asociación de Gas de Japón. Aunque se trata de un porcentaje pequeño, la demanda está creciendo rápido. Tokyo Gas, el mayor vendedor de células, dice que recibió pedidos de unas 10.000 células entre abril y septiembre.
Una ley japonesa aprobada después del desastre nuclear ha consolidado la línea divisoria entre ganadores y perdedores. Para incentivar las energías renovables, la ley obliga a las empresas eléctricas a comprar toda la energía excedente que un hogar o negocio genere.
Mientras, en España, el ministro de Industria, José Manuel Soria, declara que ampliará la vida útil de las nucleares españolas hasta los sesenta años al mismo tiempo que ampara una legislación energética en contra de las renovables. Sin comentarios.